Tu forma de amar es la única que existe
Amar es un verbo de acción y como tal hay que practicarlo.
Demostramos que queremos a alguien con nuestras acciones y no solo con palabras. A veces cabe la duda de ¿Qué puedo hacer para demostrar que quiero a alguien? ¿Su forma de comportarse es porque me quiere?
En muchas ocasiones caemos en el error de justificar acciones en nombre del amor. Para aclarar esto voy a compartir un relato que escribe a una mujer a la pareja que ama.
Debo de aclarar que no hay tipos de amor. Tampoco hay grados de amor: o se quiere o no se quiere.
Os comparto el relato, espero que os guste y os inspire.
Tu forma de amar es la única forma de amar que existe
Sé por la manera en la que me miras que no te gustan aspectos de mi.
Estoy segura por tus silencios que te cuesta lidiar con muchas de mis emociones.
Apuesto y no pierdo que en más de una ocasión te hubiera gustado que yo reaccionara de otra manera pero sabes igual que yo que tu forma de amarme es la única manera de amar que existe.
A veces, me das la mano con delicadeza porque te encantaría darme un consejo que no necesito. Otras, me agarras con fuerza temiendo en silencio que haya tomado la decisión equivocada. Sin embargo, nunca me la sueltas. Esa es tu forma de amarme y sabes igual que yo que tu forma de amar es la única manera de amar que existe.
Nos turnamos los espacios en los que necesitamos escucharnos. Hay momentos en los que nuestros oídos no están preparados para escuchar lo que el otro tiene que decir. Es entonces cuando nos damos la libertad de buscar a otra persona en la que refugiarnos. Esa es tu forma de amarme y sabes igual que yo que tu forma de amar, es la única manera de amar que existe.
Compartir valores nos ayuda a remar juntos en una misma dirección y cuando yo necesito parar aseguras dejar una huella visible para que pueda seguirte más tarde. Esa es tu forma de amarme y sabes igual que yo que tu forma de amar, es la única forma de amar que existe.
A veces, debo tomar tiempo para olvidar lo que me ha ocurrido y poder centrarme en lo que me pasa. Entonces, sueltas mi mano, te alejas, olvidas el reloj y permites que te encuentre cuando yo pueda. Esa es tu forma de amarme y sabes igual que yo que tu forma de amarme, es la única forma de amar que existe.
Me tranquiliza saber que solo me ofreces lo que puedes, sé que lo que tengo de ti sale de tu corazón y no de tus deberes. No me hace falta adivinar cuándo puedo contar contigo porque cuando estás sé que de verdad, sin juicios, sin reproches, de manera sincera, estás. Y es que esa manera de amarme es a la única manera a la que se le puede llamar amar.
Me enorgullece cuando reconoces que es imposible que te alegres más que yo de mis propios logros y acudes, sin condiciones, allí donde me apetece celebrarlos. Sabes igual que yo que tu forma de amarme, es la única forma de amar que existe.
Me siento en paz por el camino recorrido a tu lado. Confío en que no tenemos cuentas, no existen obligaciones que no hayamos elegido tener, no emitimos juicios, ni chantajes. No realizamos promesas que no podamos cumplir solo por corresponder al otro.
No creamos máscaras, ni nos relacionamos fuera de la igualdad.
Porque amar es aceptar que…
A veces, el otro no necesita tus consejos
A veces, no está disponible para escucharte.
A veces, no comparte lo que a ti te gusta.
A veces, necesita parar y recapacitar
A veces, no comprende lo que necesitas
A veces, no está para lo que deseas
Amar es reconocer que la otra persona tiene todo el derecho a no pensar como tú, a no obligarse a cumplir las mismas metas e incluso elegir un camino diferente. Sin embargo cada día nos elegimos, como compañeros de vida. No por lo que mutuamente nos aportamos, si no por el regocijo que provoca la propia existencia del otro.